Guerra de las cervezas en Nicaragua – Parte I: Águila vs Jet
A finales de los años sesenta, la Compañía Cervecera de Nicaragua (CCN), se enfrentaba por primera vez en su historia a una competencia seria. Cervecería El Águila, de capital nacional, se instala en la ciudad de Managua en el sector de la Carretera Norte. Su inversión asciende a 20 millones de córdobas, con una capacidad instalada para producir 1.75 millones de botellas de cerveza al mes.
Cerveza Águila
La Cerveza Águila, que se presentaba como “La cerveza que dió al nicaragüense el derecho a escoger”, fue un éxito inmediato y se hace rápidamente del 20% del mercado nacional. Su introducción al mercado vino de la mano de una fuerte inversión en publicidad en prensa escrita, radio y TV.
Cerveza Jet
Para amortiguar la salida al mercado de la Cerveza Águila, la CCN saca al mercado en 1967 una nueva cerveza llamada Jet.
El diseño de la marca estaba influenciado por la estetica de la era espacial de la época. Su isotipo está compuesto por figuras geometricas representando un avión a propulsión de chorro. La botella de vidrio está hecha a la medida, con un diseño “aerodinámico”, simulando un cohete espacial, y la etiqueta, que cubre toda la parte superior de la botella hasta la tapa, es de color dorado.
En los siguientes cinco años se llevó a cabo una guerra comercial sin precedentes en el país, con grandes promociones y premios en efectivo y hasta eventos musicales con artistas renombrados de la época. Eso era algo inédito en el país, ya que hasta ese punto, las empresas nacionales se limitaban a ofrecer a su clientela regalos modestos, cómo calendarios, almanaques y productos de poco valor monetario.
Secretos caros
Cuenta Bonifacio López Treminio, una historia de esta época relacionada con el veterano y reconocido publicista Juan Bosco Parrales.
En una jugada estratégica, la Cervecería Águila sacó en el mes de marzo de 1970 una campaña llamada “Es hora de apuntarse otra VICTORIA”, dirigida a los consumidores de la Cerveza Victoria, en ese entonces el producto estrella de la competencia.
Fue un duro golpe para la CCN y para don Bosco Parrales, quien en ese entonces era Gerente de PUBLISA y encargado de la publicidad de la Cerveza Victoria. Pero el destino quiso que se la cobrara con creces unos meses más tarde.
Dice la historia que un viernes de agosto de 1970, a eso de las 10 de la noche, don Bosco andaba de parranda y al pasar por la Radio Continental escuchó en la radio de su coche una cuña promocional de la Cerveza Águila. Lo que se estaba transmitiendo era una grabación de prueba de la promoción de “Los gordos y gorditos de Águila”, que consistía en tapas premiadas de Cerveza Águila con valores de 10, 20, 50, 100 y 200 córdobas.
Resulta que Pepe Batalla, el Gerente de Publicidad McCann Erickson, empresa encargada de la publicidad de Cerveza Águila, se encontraba a esa hora en la Radio Continental grabando la cuña de su próxima campaña publicitaria. Y le gustó tanto la cuña que le pidió al controlador de la radio que se la pusiera al aire tres veces mientras iba a escucharla en la radio de su coche.
¿Cómo iba a saber don Pepe que su competidor estaba escuchándola a esa misma hora?
Don Bosco llamó esa misma noche a su cliente contándole lo que había escuchado y le autorizaron inmediatamente trabajar en una campaña de TV, cine, cuñas radiales, arte de prensa y afiches.
En San Salvador contrataron a una modelo rubia salvadoreña, que posando en traje de baño y en la playa, se convirtió en la cara visible de la nueva campaña “Sacále plata a tu rubia” de la Cerveza Victoria, con premios de 100, 200 y 500 córdobas.
La promoción de la Cerveza Águila quedó totalmente opacada por un golpe de suerte y la astucia de un publicista.
La caída del Águila
Pero al final de cuentas, no fue la Cerveza Jet (o la propia Victoria) la que sacó del mercado a la Cerveza Águila.
De acuerdo a la escritura social de la Cervecería Águila, no se podía aumentar el capital social de la empresa si no se contaba con el 75% de las acciones. Así que, de a poco, la CCN comenzó a comprar acciones de su competencia, hasta adquirir un 25% del total de las acciones.
Viendo lo que estaba pasando, los directivos de la Cervecería Aguila intentaron por todos los medios frenar las ambiciones de la CCN, pero no sirvió de mucho, y en mayo de 1972 la Cervecería El Águila terminó siendo absorbida por la CCN.
El terremoto de Managua en diciembre de ese mismo año destruyó las instalaciones de la Cervecería El Aguila y no se volvió a reconstruir.
Con la competencia fuera del camino, la CCN se sentía más fuerte que nunca, aunque era apenas la calma antes de la tormenta. Menos de cinco años después, la Cervecería se enfrentaría al reto más grande de su historia.
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Imagen destacada cortesía de Elevate